Sin embargo, este factor no parece condicionar el radiante optimismo merengue. Los madridistas llegan a la cita aún con la resaca de las celebraciones tras el gol de Higuaín en Pamplona (1-2). Su euforia contrasta con la depresión del eterno rival, que cerrará un ciclo en tres semanas tras completar su segunda temporada sin títulos.
El FC Barcelona cumplió la tradición y homenajeó al campeón de la presente Liga, el Real Madrid, con el habitual pasillo a la salida de los vestuarios de un repleto estadio Santiago Bernabéu, que recibió a sus jugadores al grito de '`campeones, campeones!'.
Poniendo fin a un escenario delicado, el conjunto azulgrana honró al campeón con el pasillo, vistiendo de azulgrana como corresponde y con el técnico Frank Rijkaard a la cabeza de su equipo. En los madridistas, el capitán Raúl fue el primero en hacer acto de presencia, estrechando la mano de Rijkaard y posteriormente las de Xavi y Puyol, compañeros en la selección española.
Rijkaard al frente
Uno a uno fueron saliendo los jugadores del Real Madrid, quienes dieron la mano a un caballeroso Rijkaard así como a diversos jugadores del FC Barcelona, que aplaudieron al conjunto blanco mientras la grada, que lógicamente había recibido con pitos a los culés, festejaba el título liguero al grito de '`campeones, campeones!'.
Una vez que todos los futbolistas blancos pasaron por el pertinente pasillo, los dos 'onces' dispuestos por Rijkaard y Schuster se situaron en la medular y el árbitro Pérez Burrull dio comienzo al encuentro con total normalidad.
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